Redacción: Valentina Ciotti
Ubicada en la Ciudad de Limpio, dentro de la urbanización “Villa Jardín”, aproximadamente a 5 kilómetros del centro de la ciudad y 15 Kilómetros de Asunción, el Territorio Social “Barrio Nuevo” se encuentra enfrentando una realidad desafiante.
La comunidad está rodeada por otros asentamientos populares con los que TECHO ya ha trabajado previamente, tales como: Santa Librada I y II, Ykua Itá y Santa Rosa. TECHO inició el trabajo en conjunto con Barrio Nuevo en el 2023, y a finales del mismo año, se realizó la primera construcción de viviendas de emergencia.
Barrio Nuevo se extiende como un campo abierto, con escasa presencia de árboles, donde viven más de 90 familias, en su gran mayoría en viviendas precarias que representan un riesgo constante. La ausencia de sombra hace que los días de calor sean extremos para las familias que viven allí. Si bien cuentan con un bus interno que llega hasta la comunidad, los accesos están en muy mal estado, siento separados de la ciudad por un largo camino empredrado de aproximadamente 4 kilómetros hasta llegar a la ruta más cercana.
Los caminos de tierra, propensos a levantarse con el viento, generan mucho polvo, y la susceptibilidad a inundaciones es una constante. Al no contar con ningún tipo de alcantarillado, o desagüe pluvial, los días de lluvia se convierten en desafíos adicionales, que obligan a las familias a ingeniárselas para salir a trabajar. Marcos Giménez, presidente de la Comisión Vecinal de Barrio Nuevo, destaca la lucha constante de la comunidad: “En cuanto al trabajo, la gente está luchando para sobrevivir junto a su familia. No recibimos ayuda de los municipios, no tenemos respuestas favorables. Aquí la comunidad hace su parte para salir adelante”
Rocío Torales, de 42 años, vive junto a su esposo y sus 3 hijos: Pablo, Jorge y Luana en la comunidad desde hace aproximadamente 5 años.
Después de perderlo todo, a causa de problemas familiares, junto a su marido y sus hijos, vivieron por un tiempo en alquiler en la zona de Loma Pyta, hasta que la situación económica agravó y según sus palabras “Todo fue en descenso”, su marido ya no pudo trabajar desde la pandemia y ella no podía entender por qué debían pasar por tanta dificultad, “Me costó aceptar mi realidad” cuenta.
Rocío expresa que los veranos son muy estresantes y difíciles para ella y su familia, en el lugar donde actualmente se encuentran, tienen cortes de luz y agua de forma muy frecuente. “Nuestra primera casa donde estábamos todos juntos tenía techo solo de chapa y ¡Ay, es insoportable el calor!. Los ventiladores no dan abasto y tenemos que ir a refugiarnos en la casa que nos construyó TECHO que sí es más confortable y fresca, pero por las noches la baja tensión es un problema, el ventilador apenas sopla y a consecuencia de eso, a veces no tenemos un sueño reparador.” manifiesta.
Marcos también destaca la falta de energía eléctrica por no contar con un transformador y la escasa presión del agua para consumo familiar, como uno de los desafíos más grandes a nivel comunitario, a la hora de enfrentar sensaciones térmicas de 46 grados para arriba.
Para poder refrescarse juntan el agua (en los días que si tienen buena presión) dentro de tambores, de forma a hacer más llevadero el día a día “El agua es el líquido vital para el ser humano, yo compro agua mineral y estoy atenta a todas las cosas que pasan, para que así los niños estén más cómodos. Para mantenernos frescos nos damos una ducha cada tanto y de ahí nos vamos a la casita de TECHO, como le llamamos en casa, donde estamos tomando tereré y agua hasta que el sol se oculta. Después regamos un poco el patio y salimos a disfrutar de la brisa, si es que hay…” destaca Rocío.
Ella se reconoce como el sostén de la familia y hace todo lo posible para que salgan adelante. Mientras ella sale a trabajar, es su marido quién queda al cuidado de sus hijos, aunque ella siempre está al tanto de lo que sucede en su casa. “Estoy luchando incansablemente por mi familia, para sacarles adelante. Conmigo no existe la palabra ‘no puedo’ y ‘no tengo’, yo siempre digo ‘Yo puedo y saldremos de estas circunstancias”. Su anhelo más grande es que sus hijos terminen sus estudios y sean personas de bien.
Aseguran que la manera en la que más sienten el impacto del calor es a través del cansancio físico y mental, y muchas veces, en la sensación acentuada de la monotonía del sobrevivir el día a día. “Yo trato de generar un buen ambiente, porque no tenemos otra opción y siempre le digo a mis hijos ‘lo vamos a superar’” y es que esto representa a Rocío perfectamente, a pesar del calor intenso, de los obstáculos que se presentan diariamente, tiene un optimismo y una esperanza inquebrantable “No pierdo la fé. Sé que solo es una circunstancia y que vamos a ir mejorando nuestra calidad de vida, con esfuerzo y valor. “
Marcos señala que la comunidad ha tomado la iniciativa de comenzar a plantar árboles para combatir el calor que en sus palabras “Es intenso, está muy bravo, y estamos luchando como podemos para sobrellevarlo”.
A pesar de los desafíos, destaca que la construcción de las Viviendas de Emergencia de TECHO ha mejorado significativamente la calidad de vida de las familias “las viviendas que construyó TECHO son de primera calidad y las familias están pasando mucho mejor, y estamos agradecidos en la comunidad porque varios ya dejaron de tener una vivienda precaria para tener una mucho mejor y más cómoda”
Por su parte, Rocío asegura que TECHO llegó a su vida en un momento muy complejo, y que siente agradecida “Me impulsó a no tirar la toalla, hoy son parte de mi proceso”
Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y NASA, el 2023 fue el año más caluroso jamás registrado a nivel mundial, y se prevé que el 2024 sea aún más cálido. Paraguay, uno de los países caracterizados por ser considerado dentro de los más vulnerables dentro de la problemática del medio ambiente, se encuentra experimentando olas de calor nunca antes vistas, superando constantemente sus picos de temperatura.
En el día de la Tierra recordamos que, si bien el calentamiento global es un gran desafío que nos afecta a todos, en nuestro país son los asentamientos y territorios sociales, lugares extremadamente vulnerables, los que se encuentran en un estado de grave desprotección ante estas situaciones climáticas. La falta de viviendas adecuadas, el acceso seguro a servicios básicos fundamentales como el agua potable, la falta de planificación urbana, ponen en riesgo la vida de miles de personas en estos territorios, lo que hace más urgente superar la pobreza y construir soluciones de vivienda y hábitat en estas comunidades.
Es urgente que el gobierno cuente con mecanismos de respuesta ante estas situaciones de emergencia, y desarrolle políticas públicas que aborden la situación de vulnerabilidad y falta de derechos en territorios vulnerables. Así mismo, es necesario que los líderes mundiales trabajen en políticas públicas sostenibles, que pongan a las ciudades y sus habitantes en primer lugar y que combatan al grave avance del cambio climático, un problema que afecta nuestro presente y lo hará aún más nuestro futuro.
Desde TECHO creemos que es necesario avanzar, no solo con acciones reactivas ante las emergencias, sino principalmente con proactividad, anticipándonos a los desafíos que imponen las mismas y trabajando de la mano con las comunidades, con la juventud y otros actores, en la construcción y mejoramiento de infraestructura que permita a las familias en asentamientos una mayor resiliencia.